MI TRABAJO
Trabajo los materiales que tengo a mano: madera y piedra. No me importan ni los temas ni los tamaños. Me esmero en el acabado de los planos y la pureza de las líneas. Realizo las cosas que siento sin detenerme a pensar si gustarán o no. Trato de ser sincero conmigo mismo y honesto con los materiales. Quiero lograr una síntesis formal: expresar el máximo, con el mínimo de elementos.
Trabajo duro porque son los “trabajos” y no las “palabras”, porque de un escultor hacen un artista. No me preocupan las críticas ni me desanima el “mercado”; no es mi afán enriquecerme con las esculturas. Ellas me proporcionan el mayor de los goces mientras trabajo.
Deseo expresar parte de ese mundo de “Formas”, que cada día con más fuerza se estrujan dentro de mí por llegar a ser “Alma” de un material. Anhelo dedicarme de lleno a la escultura porque los años pasan irremediablemente. Yo no pierdo el tiempo lamentándome porque otras naciones industrializadas y milenarias trabajan con los últimos adelantos técnicos del S. XX, mientras aquí lo hacemos como en la Edad Media; ellos también vivieron esa edad.
Tengo fe en lo que hago. No creo en la “crisis del arte”; son los artistas quienes caen en ellas. Costa Rica es pobre, pero nadie lo es tanto como para no poder decir lo que siente, piensa y cree.
Se es artista en la medida que se haga arte. El verdadero artista no puede detenerse mientras en su alma brille una esperanza. Es un camino largo y difícil, solitario y profundo el que conduce a nuestra propia verdad y razón de ser.