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LLAMA y CENIZAS
PARA NO OLVIDAR
Diseñador Juan Pablo

Juan Pablo Hernández

Soy un artista y diseñador de Costa Rica, que desde temprana edad me he dedicado apasionadamente al arte plástico y el diseño creativo. Unido a ello, mi afición por la música, filosofía y teología, han sido fundamentales en mi desarrollo personal y profesional.

Desarrolladora Diana Chavarría

Diana Isabel Chavarría Morales

Soy una desarrolladora web creativa de Costa Rica, mi pasión es darle vida a la interfaz de usuario a través de interacciones y animaciones. Soy aventurera, artifice, aficionada al estudio y aprendizaje constante atravez de los libros.

Diseñador Josue Vargas

Josue David Vargas Barquero

Soy un diseñador creativo con enfoque en interfaces web, animaciones y diseño interactivo de Costa Rica. Defino el diseño visual de un proyecto, desde el inicio hasta que termine y se le entregue al cliente. Ocurrente, amante de Dios, aficionado a la lectura y me considero un hábil gamer.

Domingo Ramos Araya. © Todos los derechos reservados

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Revista (abril, 1987)

Revista ARS Música

MI TRABAJO

Empecé a esculpir desde muy niño, las mañanas cuando mi madre, en la cocina, molía las grandes tortillas para la natilla de aquel café que chorreaba aromático, al compás de interminable canto de los gallos en la troja conforme arreciaba el temporal, cuando mis menudos pies descalzos me llevaban al viejo fogón de leña buscando calor… Ahí aprovechaba entonces para robar trocillos de masa y modelar mis primeros “muñequitos” y animalillos que doraba, con sal, sobre las brasas.

Continué esculpiendo días más tarde cuando, con una pala, detrás de mi padre, iba construyendo las eras, labrando la tierra, donde después de las primeras lluvias, plantaríamos la milpa y el frijolar que cosecharían el “silabario” y el “cuaderno de vida” de mis estudios primarios…

Durante mis estudios secundarios tallé castillos, hombres y animales, sobre raíces de café… Ya en la universidad modelé la primera arcilla, mezclando el ella las ansias de los sueños con las angustias de la realidad. Y he empuñado desde entonces un sin fin de herramientas para labrar mi propio destino, poniendo siempre en las cosas el mejor de mis esfuerzos y la más vehemente fe, en Dios y en mí.

Pasadas muchas lunas llenas, la vida, como un enorme campo fértil, con una generosidad celestial, fue transformando mis trabajos en verdades. Viajé becado a Italia en donde pude estudiar escultura e Historia del Arte durante cinco años… Aprendí tantas cosas de provecho: a definir mis metas, a proyectar mis pasos y sobre todo, a creer en mí… En la “Cuna del Arte” realicé las dos primeras exposiciones individuales muchas de las colectivas que tengo.

Trabajo materiales tradicionales: granitos (lavas volcánicas) maderas nacionales, mármoles italianos y costarricenses, de tamaño mediano. Los materiales al igual que los materiales son secundarios, por que no garantizan la “obra de arte” Ayudan al escultor a transmitir una visión personal, ordenada y armoniosamente, pero una obra de 45 centímetros en madera puede ser más valiosa, artísticamente, que un bronce de cinco metros.

Del mármol me agrada su nobleza y docilidad, su gran belleza y resistencia al paso de los años. Quizá por ello ha sido siempre el material predilecto por los grandes maestros de escultura de todos los tiempos. A cambio de su belleza exige, no sólo un buen oficio, sino un excelente estudio de las formas, espacios, volúmenes y texturas y sobre todo, una óptima ejecución de esos elementos. “Es difícil – decía Bernini – dar la idea de los colores con el blanco”… Yo creo que el mármol es excelente como medio expresivo y, aunque muchos piensan que es un material frío, yo siento que cualquier material puede resultar estéril y muerto, si la mano que lo esculpe no logra transmitir la idea, con el mismo calor que se fraguó allá adentro.

De la piedra me encanta su aparente rudeza, sus misterios recónditos y telúricos, su enorme señorío que impone respeto y desafía los tiempos, como las grandes catedrales góticas… De nuestras maderas como el cocobolo, el ron-ron, el nazareno o el guapinol me apasiona su dureza y su luz cálida.

No me preocupo por los temas. Esculpo aquellas cosas que siento por sencillas que parezcan, seguro de que lo “nuevo” y de “valor” será siempre la visón personal de un artista que, con talento, hace de lo cotidiano lo extraordinario y de lo simple lo bello. En mis obras busco la plenitud que se nutre de lo sencillo para alcanzar lo Universal. Unas cuantas líneas, unos cuantos volúmenes, espacios y planos y, adentro, una idea creciendo, un sentimiento haciéndose carne. Las complejas filosofías y las floridas literaturas se escriben sobre el papel; las cosas esenciales se esculpen.

Amo un quehacer que es sin duda redentor y que cada día me permite conocerme mejor. Sumido en el placer de la creación, embebecido de ese mundo mágico, las horas ya no cuentan… Las obras terminadas son un canto, una oración que al decirse, preña el espíritu de nuevas formas sobre las que cabalga el alma, lejos, muy lejos, del mundo tristemente y vacío y corrupto que nos ahoga… Un mundo donde la sinceridad olvidó su eco y en donde ya no anidan los valores morales. Un mundo en donde muchos hombres aplastan su dignidad al arrastrarse para chupar del suelo, unas gotas de “fama” y unas luces de “gloria”.

Amo mi humilde taller desde donde mi alma vuela libre, sin luces que fatiguen sus ojos, ni favores que aprisionen sus alas.

He trazado un sendero callado y solitario, muy personal, según los principios que defiendo y el consejo perenne de mi propia conciencia. Un inmenso reto personal y el regocijo de recorrer sol y descalzo el camino más largo, pero el que más redime. No hay prisa por cambiar rumbo ni alcanzar metas; se madura desde adentro, con el convencimiento que sólo dan los años vividos conscientemente. Escucho con humildad las frases sanas y sinceras, pero a palabras necias presto oídos sordos… nada podrá detener mis pasos porque sé a dónde voy… Vivo y disfruto una existencia serena y sin amargura; nada resiento de la vida que me ha permitido ya recoger mucho más de lo plantado… Un hogar, tres niñas: una familia. Un puñado de obras encadenadas a mis propias experiencias. Un trabajo sencillo pero vivido intensamente. Una labor que ha florecido plenamente entre la libertad y la espontaneidad.

Ese goce secreto de sentirse fiel a sus deseos, realizando las cosas sencillas que componen la vida. Son el único premio que con alegría recibe el corazón. “La fama que conceden los hombres, – dice CCN Ledoux – nunca está de acuerdo con la razón de la que deriva. Se asemeja a una sombra, que siempre es más larga o más corta, que el objeto que la produce”.